¿Quién lo hubiese dicho? Oklahoma City, uno de los equipos más jóvenes de la NBA, se quedó con el N° 1 del Oeste luego de darle una paliza histórica a Dallas. Ni el campeón y favorito de todos, Denver Nuggets. Ni Minnesota Wolves, el equipo de Pablo Prigioni que se quedó en las gateras.
Pensar que hace dos años el Thunder tuvo marca de 24-58. Eran épocas en las que jugaba para completar el calendario y sumaba jugadores, como Gaby Deck, para llegar a los mínimos salariales… Pero todo empezó a cambiar en la temporada pasada, ganó 40 de 82 partidos y quedó ahí de los Playoffs. En esta temporada fue mucho más que una revelación.
Con una de las nuevas superestrellas de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander, como su líder basquetbolístico. Y con un grupo de jóvenes muy talentosos que entendieron el mensaje y la identidad de juego planteada por Mark Daigneault, coach joven (38 años) que sorprendió a todos porque sólo se pensaba que estaría en la transición…
El baile ante los Mavs por 135-86 le dio la marca de 57-25 y la leve ventaja para superar a los Nuggets y los Wolves.
Shai tuvo una temporada como para discutirle el MVP a Jokic y Doncic, en otra demostración del poderío extranjero en la NBA. El canadiense, con una madurez que excede sus 25 años, cerró con promedios de 30,3 puntos, 6.2 asistencias y 5.6 rebotes. A su lado tiene a dos laderos top que generan y anotan, como Josh Giddey, el australiano de 21 años que hace de todo (12.4, 6.4 y 4.8), y Jalen Williams, un alero de 23 años que anota con fluidez (19.2) pero no sólo eso (6.4 pases gol y 6 recobres). Ni hablar de Chet Holmgren, el unicornio que hace dos años se lesionó feo antes de comenzar la temporada, pero en la actual demostró todo su talento, jugando 81 de los 82 juegos, y haciendo mucho (16.6, 8 rebotes y 2.3 tapas). El equilibrio se lo da Lu Dort, el otro canadiense que es un tanque de guerra y un especialista defensivo (11 y 3.6 rebotes).
Un equipo completo que quedó tercero en rating ofensivo y quinto en defensa. Así fue, en relación a expectativa-resultado, el mejor de los 30, con casi 13 victorias más de lo esperado. En Oklahoma City ya atrona el “vamos, vamos los pibes” y uno de los mercados más chicos de la NBA vuelve a ilusionarse como en la época de Durant, Westbrook y Harden.