Cuatro lesiones que no son diagnosticadas en tiempo y forma pueden generar mayores problemas, secuelas y muchas veces limitaciones en la vida diaria. Dos de ellas, son el esguince de tobillo y la fascitis plantar.
Las otras dos son las metatarsalgias y el golpe brusco con la punta del dedo gordo. Cada una de ellas puede ocasionar diferentes malestares..
Las cuatro lesiones
- La más importante es el esguince de tobillo. Sucede muchas veces que durante una práctica deportiva o simplemente al pisar mal, nos torcemos el tobillo (entorsis). Se inflama, se forma un hematoma, se hincha y duele. Cuando vemos que esta situación no mejora inmediatamente o empeora nos dirigimos a una guardia médica, generalmente traumatológica. En ella, nos realizan una radiografía y, si no hay fractura, la indicación es una bota Walker, hielo, reposo. Entonces el esguince se cura, los síntomas y signos desaparecen, pero, al tiempo, el pie se nos empieza a desviar hacia adentro llamándonos fuertemente la atención. Aquí tenemos dos situaciones principales. Una de ellas es la lesión (oculta o no diagnosticada) del tendón del músculo Tibial Posterior y/o ligamento deltoideo (es el interno). Esto provoca un pie plano adquirido que se diferencia rotundamente del otro. Trae dolor y dificultad en el calzado con deformidad de este y su resolución es quirúrgica. La segunda circunstancia es la lesión de la articulación tarso metatarsiana o de lisfranc. Esta provoca que la parte media del pie se tuerza hacia adentro en un proceso lento pero constante. Su resolución es quirúrgica y compleja y suele dejar secuelas. Ambas lesiones son al menos tratables si son diagnosticadas a tiempo.
- La fascitis plantar: es el dolor en la planta del pie, generalmente en el talón que puede extenderse hacia los dedos o el tobillo. Esta afección muy frecuente en la actualidad, ya sea por deportistas ocasionales como por el uso de calzado inadecuado, suele ser bastante molesta y hasta invalidante. Sin embargo, es muchas veces mal diagnosticada pudiendo tratarse de un síndrome llamado “Baxter” que es en realidad una neuropatía y cuyo tratamiento es muy distinto.
- Las metatarsalgias consisten en dolor debajo de los pies, generalmente en la región central, en la raíz de los dedos. En este caso, el motivo de la consulta es el dolor, pero las causas pueden ser muy diferentes. Desde una simple inflamación por el calzado hasta la necrosis (muerte celular) del metatarsiano como la enfermedad de Freiberg, el neuroma de Morton (tumor benigno del nervio colateral plantar), el síndrome intermetatarsiano o la fractura por estrés. Esta última se produce generalmente por sobrecarga, entendiéndose por eso a una marcha forzada, una trepada a una montaña, una larga caminata o bien una longitud mayor del metatarsiano (heredado). Esta fractura es difícil de diagnosticar, ya que, al no estar desplazada o sea desfasada, no suele verse en las radiografías iniciales. Seguimos con dolor luego de la consulta de guardia y consultamos a las dos o tres semanas. Aquí nos solicitan una radiografía nueva y ahí se ve la fractura o su consolidación. Solemos enojarnos con quien nos atendió en primera instancia, pero en realidad no es culpable. El tratamiento en la mayoría de los casos es “tener paciencia”.
- El golpe brusco con la punta del dedo gordo: cuántas veces nos hemos golpeado el dedo gordo contra una mesa, el cordón de la calle, el palo del arco de fútbol. Nos da dolor, se hincha, se pone violeta, etc. Nos ponemos hielo, no hay fractura, se cura al tiempo. ¿Pero qué pasa? Al año o año y medio regresa el dolor (a veces nunca se va), vemos que nos cuesta doblar el dedo hacia arriba, cada vez más y se ha desarrollado lo que se llama “hallux rígidus” o dedo gordo rígido. Esto se produjo por el golpe, el cual aumentó la presión dentro de la articulación y produjo un impacto contra el cartílago liberando sustancias que generan inflamación y daño del cartílago. Así nos produce una articulación artrósica. Es una lesión grave, ya que la artrosis no tiene cura hasta el momento, solo hay paliativos o cirugías reconstructivas que mejoran la situación.
(*) Dr. Fernando G Troilo (M.N.: 91.741 y M.P.: 39.771), médico cirujano especialista en Ortopedia y Traumatología. Miembro titular de la “Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía del pie y la pierna”.