Ni la PlayStation, ni la Nintendo, ni el iPod: el dispositivo electrónico más popular de todos los tiempos es el celular Nokia 1100. Con diseño minimalista, funciones simples y excelente precio, el dispositivo, que apareció en el mercado en agosto de 2003, ha conquistado nuevos mercados después de que se discontinuara, en 2009.
Los secretos del celular más vendido de la historia, que llegó a manos de 250 millones de usuarios de todo el mundo, incluyen un defecto de fabricación que lo convirtió en el preferido de los hackers, que actualmente llegan a pagar hasta 25 mil euros por él.
El 1100 tuvo el mérito de haber alcanzado la cima en un momento en el que ya había disponibles teléfonos más avanzados tecnológicamente. Estaba dirigido a países en desarrollo y a usuarios que sólo necesitaban funciones esenciales. Era el producto más barato de Nokia (menos de 100 dólares), lo cual le agregaba otro factor de seducción.
Quizá una de las mayores fortalezas del aparato estuvo en su simplicidad. Hizo un culto de la famosa frase que postula que “menos es más”, dejando de lado accesorios secundarios y poniendo énfasis en potenciar lo verdaderamente importante para un celular de hace 20 años. Su facilidad para la manipulación y la comprensión de funciones fueron atributos esenciales del 1100.
Conocido como “un duro”, el 1100 fue diseñado para soportar condiciones difíciles y, además de permitir llamadas y mensajes de texto, contaba con una linterna incorporada, que se activaba apretando una tecla. Aunque la empresa es de origen finlandés, el teléfono fue diseñado en California y patentado en los Estados Unidos por el búlgaro Dimitre Mehandjiysky, que en 2019, fundó Mikidesign, una productora de arte y diseño moderno.
“Soy un practicante de la innovación disruptiva, el motor indispensable para el crecimiento y el éxito en el dinámico entorno empresarial actual”, dice en su presentación el ingeniero nacionalizado estadounidense, que obtuvo numerosos premios y muestra en la página su icónico diseño: el Nokia 1100.
La duración de la batería en el celular fue otra de las claves del éxito del 1100. Tenía un tiempo de espera y conversación prolongado, que podía darle una autonomía de 400 horas. Hay que tener en cuenta que por las prestaciones que ofrecía en aquella era, anterior a los celulares inteligentes que permitieron el acceso a internet y redes sociales, su uso resultaba notablemente inferior al que se le da hoy en día a los teléfonos móviles.
El preferido de los hackers
Un problema de software en el desarrollo hizo que este teléfono fuera muy vulnerable y los hackers los usan para acceder a cuentas bancarias en línea y cometer fraudes. Por esa razón se pagan altísimos precios para adquirir uno de estos teléfonos, con la particularidad de que los más buscados son los que fueron fabricados en Bochum, Alemania, que tienen software de 2002.
Al parecer esta serie de los aparatos puede usarse para interceptar contraseñas de un sólo uso, imprescindibles para completar una transferencia bancaria o un pago. En Europa se detectaron bandas de ciberdelincuentes rusos, marroquíes y rumanos que empleaban este modus operandi.
Después de su etapa de liderazgo, gracias al “eterno” 1100, Nokia abandonó el mercado de los celulares por un tiempo. La empresa, que en sus orígenes se dedicaba a la producción de papel, retomó la producción de teléfonos móviles y actualmente cuenta con una variada gama de smartsphones en su oferta. De todas formas, será difícil que en algún momento logre repetir el éxito del modelo que la llevó al estrellato y con el que aún hoy se la sigue relacionando apenas se dice su nombre.