Las senadoras kirchneristas Juliana di Tullio y Anabel Fernández Sagasti se reunieron de urgencia este martes por la noche con José Mayans, el jefe de la bancada peronista en el Senado, para transmitirle un mensaje directo de Cristina Kirchner: no aprueban la búsqueda de una cuerdo con Victoria Villarruel y menos aún el juicio político al presidente Javier Milei.
«Nuestro espacio político está totalmente alejado de las versiones sobre juicio político. Seremos férreos opositores al plan económico de Milei, pero respetuosos de la voluntad popular y de los tiempos institucionales», le dijeron en uno de los tramos más duros de la conversación.
«Nosotros no entramos en esa del juicio político, somos institucionalistas y, a pesar de lo que digan, el peronismo fue siempre el que sufrió la persecución y la proscripción. Milei ganó las elecciones y su gobierno hace daño al país pero nosotros tenemos que construir la alternativa como oposición», aclararon.
Es que en los últimos días el formoseño combinó señales de sintonía política con Villarruel, con una denuncia directa contra Milei, a quien dijo que hay que internar en un «psiquiátrico», causal más que suficiente para removerlo del cargo. No es un secreto que la Vicepresidenta tiene un proyecto de poder propio y, como reveló LPO, en la intimidad le dice a los senadores peronistas que ella es «peronista» y, si tuviera que reemplazar a Milei, sería una presidenta de diálogo y respeto de las instituciones, como el Senado.
El encuentro de las legisladoras kirchneristas con el titular de la bancada se produjo en medio de la tensión que se desató por los gestos de cercanía que el formoseño tuvo con Villarruel: en la última sesión incluso tuvo un contrapunto amistoso para ridiculizar a Milei, recordando el apodo de «jamoncito» que le puso en una entrevista televisiva.
Luego de ese episodio, Mayans trató a Milei de loco y pidió que lo internen. Ahí Cristina Kirchner marcó la primera línea roja y, a través de un tuit, propuso que se les pida «pericia psiquiátrica a los que dicen que Villarruel es peronista». Esta pelea se da además con el telón de fondo de la pelea de los gobernadores con la expresidenta por la conducción del PJ y también es una disputa por la negociación con el gobierno por la Corte Suprema.
Desde el entorno de Cristina trataron de minimizar la confrontación con los gobernadores peronistas: «Ella habla con los gobernadores más de lo que se dice porque creemos que no es necesario andar contándolo», afirmaron.
Sin embargo, concedieron que sí se han buscado acuerdos con los libertarios ante determinados temas, como quedó claro incluso en la carta que la expresidenta divulgó el 14 de febrero pasado. En esa carta, Cristina deslizó que Milei podía hacer transformaciones que el país necesitaba y en la página 32 señalaba una serie de puntos de contacto con los cambios que promovía el gobierno recién asumido, como la reforma laboral, la integración del capital privado en las empresas públicas y modificaciones en el sistema educativo.
Cerca de un gobernador peronista advirtieron a LPO que el tuit de Cristina provocó movimientos en el PJ. «Pegarle a Mayans es pegarle a los gobernadores», graficaron, y agregaron: «los gobernadores están cansados del dedo de Cristina».
Para colmo, el debate sobre psiquiatría al interior del peronismo amagaba con profundizarse cuando la senadora jujeña Carolina Moisés tuiteó sancionando a sus compañeros. «¿Seguimos como cuando éramos gobierno, todos contra todos? ¿No aprendimos nada? ¿No hay ningún error que asumir? ¡Ganó Milei! Pasaron 8 meses. ¿Qué parte no entendemos? ¿Ninguno se va a hacer cargo?», lanzó, y concluyó: «Por respeto al peronismo, que nos dio tanto, al menos peleense por WhatsApp», dijo.
Fuentes parlamentarias explicaron a LPO que la discusión entre di Tullio, Fernández Sagasti y Mayans fue para «despejar la confusión sobre cualquier cercanía con dirigentes procesistas», que la Vice agitó con un homenaje a las víctimas del terrorismo, donde pidió que todos los dirigentes montoneros vayan presos. No es un secreto que Cristina tiene afinidad con importantes dirigentes que fueron montoneros.
«Nosotros no vamos a ningún lado con los que equiparan los crímenes de lesa humanidad con otros delitos, el discurso de Villarruel prometiendo que iba a reabrir las causas parecía la negación de todo lo actuado por la Justicia», afirmó a LPO un dirigente cercano a la ex presidenta.
Antes de la reunión a solas que mantuvieron los tres senadores peronistas, hubo un encuentro con referentes de organismos de derechos humanos con los que se acordó que el bloque emitiría este miércoles un comunicado repudiando la intervención de Villarruel.
La posición de Cristina sobre el gobierno de Milei también provocó un cruce interesante este martes, en el Coloquio de CIDeS 2024, donde Fernández Sagasti se cruzó con el diputado macrista Luciano Laspina en un panel. En un momento el economista bromeó con la senadora mendocina sobre su perfil opositor contra el gobierno de Cambiemos y la legisladora le contestó con una pregunta: «¿Ustedes son oposición u oficialismo ahora?». «Somos no oficialismo, una categoría nueva», respondió Laspina.
Pero no solo el kirchnerismo actuó por reflejo en las últimas horas. El propio Gildo Insfrán brindó este martes una disertación sobre política internacional en la sede del PJ nacional en Capital Federal. Hasta tuvo su foto con Wado de Pedro, el candidato de Cristina para conducir el partido, aunque los gobernadores quieren al riojano Quintela.
Como sea, en todo el bloque peronista reconocían este martes que el discurso de Villarruel, que despertó incomodidad incluso en despachos aliados al oficialismo, «fue una torpeza».
La atención está puesta ahora en lo que pueda pasar con la votación del pliego de Ariel Lijo. En los pasillos del Congreso se comenta que Insfrán, Quintela y el santiagueño Gerardo Zamora apoyan la postulación del magistrado como ministro de la Corte Suprema, mientras que el kirchnerismo empezó a poner reparos y reclama una negociación más amplia.