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Bienestar

Los múltiples beneficios de la equinoterapia como apoyo integral para niños con discapacidad

En el ámbito emocional y social, proporciona un espacio de interacción con el caballo y con otros participantes en un entorno natural, fomentando la comunicación, el desarrollo de habilidades sociales, el trabajo en equipo y la autoexpresión emocional.

La equinoterapia no sólo ayuda a desarrollar los músculos del jinete, la coordinación motora y el equilibrio sino también la postura, la respiración y la circulación sanguínea. En el ámbito emocional y social, proporciona un espacio de interacción con el caballo y con otros participantes en un entorno natural.

Esto fomenta la comunicación, el desarrollo de habilidades sociales, el trabajo en equipo y la autoexpresión emocional. Los pacientes experimentan una sensación de empoderamiento al tomar el control del caballo, desarrollando la confianza en sí mismos y en sus habilidades.

Los beneficios de la equinoterapia

El patrón de locomoción tridimensional de la marcha al paso de un caballo, que se le transmite a la pelvis de quien monta, es igual al patrón fisiológico de la marcha humana. Esto hace que la persona reciba millones de mensajes neurológicos que viajan desde la pelvis hasta el cerebro generando un estímulo que favorece el desarrollo neuronal y la evolución en los desafíos mecánicos y locomotores del paciente. Por otro lado, la transmisión de impulsos rítmicos del lomo del caballo al cuerpo del jinete es un excelente entrenamiento de la coordinación psicomotriz. Esto permite lograr una estabilización dinámica del cuerpo del paciente, que es la base para la ejecución de la marcha independiente.

La conexión que se establece entre el niño y el caballo es fundamental. (Foto: El Granero)
La conexión que se establece entre el niño y el caballo es fundamental. (Foto: El Granero)

“Entre los factores que potencian la eficacia de la equinoterapia están la alegría, la ilusión y el entusiasmo que generan en los niños el poder montar a “su” caballo, rodeados de terapeutas que les proponen juegos divertidos al aire libre. “Para mi hijo, es como si le festejaran el cumpleaños una vez por semana”, dijo una mamá. “Es conmovedor ver el vínculo indescriptible que se genera entre un niño con discapacidad y un caballo. Se establece una comunicación entre ellos que hace que el niño no sólo evolucione mejor, sino que, sea más feliz. Y de eso se trata todo, en definitiva”, relata Mariano Ferreyra, fundador de El Granero.

Todo comenzó alrededor de un caballo

El Granero es un centro de rehabilitación sin fines de lucro, para familias que tienen hijos con discapacidad. Ubicado en el Parque Empresarial Austral, en Pilar, su objetivo es ayudar y acompañar a cada persona para que alcance su máximo potencial a través de tratamientos terapéuticos de excelencia, brindando apoyo y contención a las familias en un espacio abierto y en contacto con la naturaleza. Tienen un abordaje integral y personalizado, utilizando un enfoque interdisciplinario que reúne a profesionales de la salud y del área ecuestre que trabajan en conjunto y de manera sinérgica.

El Granero nació de la experiencia personal de Mariano Ferreyra y Cecilia Fornieles, quienes enfrentaron el desafío de la discapacidad con su hija Joaquina, que nació con una mutación genética que le causó hipotonía generalizada y retraso cognitivo. A medida que iban recorriendo este camino, se dieron cuenta de que su hija, y ellos, necesitaban una propuesta superadora para abordar este desafío familiar. Una vez que identificaron bien las cosas que ellos necesitaban, se lanzaron a la aventura de armar su propio centro de rehabilitación.

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“Un poco de casualidad, la llevamos a hacer equinoterapia. Y ahí comenzó a cambiar el paradigma, vimos que gracias al caballo, evolucionaba más rápido, alcanzando objetivos terapéuticos que habíamos planteado para el año siguiente. Y sobre todo, descubrimos que a su sesión de equinoterapia íbamos en familia, y ella estaba más feliz, más motivada y mejor le iba en la sesión. Además, la hermanita se divertía, jugaba y, a veces, también montaba. La terapia de Joaqui era un plan familiar”, cuenta Mariano.

“Muchas veces nos sucedía de llevarla a alguna de sus terapias y terminar, como el resto de las familias, haciendo tiempo dentro del auto, con los hermanitos terminando su tarea sobre la guantera: en general, los espacios no están preparados para recibir a la familia, sólo a la persona con discapacidad. Eso genera dinámicas intrafamiliares complicadas pero, sobre todo, un abordaje limitado, ineficiente y poco natural de la discapacidad. Entendimos entonces que la discapacidad, cuando se abraza en familia, deja de ser un desafío y se transforma en aventura”, agrega.

El trabajo del centro

“A El Granero asisten familias que tienen integrantes con cualquier discapacidad o trastorno. Vienen pacientes con trastorno del espectro autista (TEA), parálisis cerebral, síndrome de Down, trastorno generalizado del desarrollo (TGD), trastorno por déficit de atención (ADD), hipotonía, trastornos metabólicos, trastornos alimenticios, entre otros. También nos visitan personas con estrés postraumático, depresión o problemas de sociabilización. Uno de los pilares fundamentales de El Granero es la equinoterapia, un método terapéutico que utiliza al caballo y su entorno como un medio para la rehabilitación, la integración social y el desarrollo físico, psíquico y emocional de personas con desafíos en su desarrollo”, cuenta Mariano.

El Granero posee un perfil de Instagram y un mail: @elgraneroequinoterapia consultas@elgranero.org (Foto: El Granero)
El Granero posee un perfil de Instagram y un mail: @elgraneroequinoterapia consultas@elgranero.org (Foto: El Granero)

“Recibimos a muchísimas familias por mes. Con ellas, vivimos experiencias asombrosas. Un niño con parálisis cerebral que da sus primeros pasos acercándose a abrazar a “su” yegua, un chico con TEA que empezó a abrazar a su mamá después de haber abrazado espontáneamente a su caballo, o Joaqui, que viene superándose semana a semana, transformándose en una mujer llena de carcajadas y valentía”, continúa.

En El Granero, se ofrecen todas las terapias que un niño puede necesitar:

  • Terapia Ocupacional.
  • Kinesiología.
  • Fonoaudiología.
  • Psicopedagogía.
  • Musicoterapia.
  • Psicología.
  • Osteopatía.
  • Equinoterapia.
  • Atención de pediatras, neurólogos y nutricionistas.

“Quizás el mayor diferencial de El Granero sea su enfoque, tanto la madre, como el padre o el resto de los hermanos tienen su lugar, una propuesta, una oportunidad de crecimiento”, explica Mariano.

Para ello, proponen una visión más amplia sobre las necesidades de la familia y, desde allí, generan programas y servicios de apoyo que dan respuesta a esas necesidades.

“De esta manera, se mejora la calidad de vida de la familia lo que, a su vez, tiene una repercusión directa en la calidad de vida de la persona con discapacidad. Además, por medio del Programa Familias, cada vez son más las personas que reciben tratamientos terapéuticos gratuitos gracias a empresas y personas que becan a familias de bajos recursos, sin cobertura médica, para que realicen sus terapias en El Granero”, cierra Mariano.

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