Si no se me escapa algún número de la ecuación, Milei les quitó a los docentes el FONID (unos $55 mil mensuales para un profe de nivel secundario con 30 horas cátedra) y Zdero -que podía metérselos en el bolsillo cubriendo ese monto con fondos provinciales, con impacto presupuestario marginal- eligió la alternativa mezquina y extorsiva de pagarles menos de un tercio de esa cifra, y con la condición de que no hagan paro.
Encima verdugueó a los gremios y anunció la limosna no en una mesa salarial sino en una jornada de autopromoción: el lanzamiento de su canal televisivo personal, rodeado de la crema y nata del galvanizado periodismo chaqueño (Julio Wajcman, un Rubiolo -a saber cuál-, etcétera, y con la provocativa presencia del porteño Nicolás Wiñazki, en un panel con carbohidratos como para resolver la demanda de macronutrientes de un comedor popular durante un semestre). Pagaría por conocer el caché y la pauta de los invitados para compararlos con los tres kilos de asado que suman los 370 puntos al básico de los maestros.
El gobernador chaqueño se acostó a dormir el 10 de diciembre de 2007 y se despertó en 2024. Como si nada hubiera pasado en el camino, retomó la metodología de relación con los gremios que empujó al radicalismo a la derrota electoral dieciséis años y pico atrás. Hasta sacó del sueño criogénico a Sofía Naidenoff y la puso de ministra. Las mismas ideas punitivistas, recargadas.
El problema es que el ataque a los docentes es siempre un ataque a la comunidad educativa en su conjunto. Según un informe del equipo de investigación de la Escuela de Gobierno de la Provincia del Chaco, la canasta escolar en marzo alcanzó los $99.147,33 para el nivel primario y los $114.195,62 para el nivel secundario ($246.374,33 y $253.386,67 incluyendo uniformes). Lejos de cualquier aumento salarial que haya habido en la provincia. Lejos, lejísimos de las ayudas escolares oficiales.
El Pibe de Oro arrancó el año montando espectáculos mediáticos para aplacar la sed de castigo a los piqueteros, esa casta hedionda responsable de todos los males de la provincia y del país. No le mejoró los ingresos a nadie -aunque él se los triplicó- pero tampoco echó a mucha gente.
El ‘panem et circenses’ convirtió a los medios provinciales especializados en cortar alambre con el culo en entusiastas agentes de propaganda, y al espectro audiovisual chaqueño en el Coliseo. Los empresarios de medios -todos subvencionados por el Estado, planeros jerárquicos- que puteaban a Capitanich por montos de pauta que no se ajustaban a la inflación con suficiente velocidad, hoy aplauden a Zdero con la esperanza de que les tire un hueso.
Pero volvamos al Pibe de Oro. Dos meses después de activar la Operación Masacre contra los movimientos sociales, para que ningún actor de la sociedad civil osara cuestionar su determinación, en lugar de abordar un problema como el del salario docente a través de la vía del diálogo mediante la herramienta democrática de las paritarias, eligió el atropello y el ninguneo.
Más allá de sus obvias inseguridades personales, Zdero teme, seguramente, que su bondad sea confundida con debilidad, y que en pocas semanas esté todo el mundo pidiendo aumentos en la puerta de su despacho. Entonces, tomando como ejemplo al presidente Milei, opta por hablarle a la gente desde el casco de la estancia, sin intermediarios, e ignorar los cuestionamientos a su minúscula tiranía. Lo único que no aprendió de Milei es, quizás, lo más evidente: “No se pueden esperar resultados distintos haciendo lo mismo de siempre”.
