Los objetos de la vida diaria pueden servir a veces como metáfora perfecta de situaciones clave de la vida. Es el caso de la cebolla, un alimento humilde y sin pretensiones, pero cuyas múltiples capas pueden simbolizar la complejidad. La capa más externa sería esa que se muestra al mundo; la más profunda, aquello que se guarda y protege en el interior.
Algunas identidades son fáciles de detectar, pero normalmente se necesita interacción para sacar a la luz o penetrar en capas más profundas de la personalidad.
Geert Hofstede y otros interculturalistas propusieron la metáfora de la “cebolla” para describir un fenómeno cultural. No importa de qué color sea una cebolla por fuera, no se puede estar seguros de lo que hay en su interior. Solo pelando capa por capa se puede descubrir lo que hay en el fondo. Cuando vemos a otras personas, podemos juzgarlas rápidamente por factores externos, pero solo si nos tomamos el tiempo de relacionarnos, hablar o compartir experiencias más profundas llegamos a conocerlas.
La psicóloga española Esther Cantos acerca una descripción de las capas que se pueden distinguir:
- Capas externas: Estas son las primeras impresiones y la información superficial que se comparten con los demás. Incluyen datos básicos como el nombre, la ocupación y los gustos generales. Estas capas son de fácil acceso, se exponen sin dificultad.
- Capas intermedias: Aquí se encuentra información más personal, como opiniones, creencias y experiencias pasadas. Estas capas requieren un mayor nivel de confianza y son descubiertas a medida que la relación se profundiza.
- Capas internas: Estas son las capas más profundas, que contienen los aspectos más íntimos de la identidad, incluyendo miedos, inseguridades y deseos más profundos. Estas capas son compartidas sólo con las personas en las que se confía plenamente y con las que se tiene una relación muy cercana.
Cómo es que se acumulan capas de cebolla
“Nacemos sin recubrimientos. Sin embargo, cuando comenzamos a sentir las variaciones en nuestro entorno, lo agreste e impredecible que puede ser el exterior, comenzamos a sentir la necesidad de cubrirnos, protegernos. Vamos colocando capas sobre nosotros, capas de ropa, de amor, de atención, de definición. Se nos asigna un nombre, un “se parece a…” y a partir de allí se sellan muchos de nuestros caminos”, describe la psicóloga y arte-terapeuta de Costa Rica, Mónica Garzón Ruiz y agrega que también, experimentado frío, distancia, desatención, inclusive algún tipo de violencia. “Es allí donde colocamos otro tipo de capas como el miedo, la autocrítica, el aislamiento y la baja autoestima”.
La experta advierte que todas estas capas nos distancian de nosotros mismos y de los demás. Se crea un espejismo de quienes somos y qué necesitamos.
Las capas en la relación de pareja
Entender la teoría de la cebolla puede ser beneficioso por distintos motivos:
- Empatía y comprensión. Al entender que cada persona tiene múltiples capas, se puede ser más empático y comprensivo, así como responder con paciencia y apoyo cuando la otra persona comparte aspectos más profundos de su ser.
- Resolución de conflictos. Al conocer las capas internas de una pareja, se pueden abordar los conflictos de manera más efectiva, entendiendo las causas subyacentes de los problemas y trabajando juntos para encontrar soluciones que satisfagan a ambos.
- Fomento de la vulnerabilidad. Ayuda a crear un ambiente seguro donde ambos se sientan cómodos para ser vulnerables. La vulnerabilidad fortalece la conexión y permite que ambos se sientan completamente aceptados y amados por quienes son en su totalidad.