El Gobernador pareciera querer volar alto, literal y metafóricamente, mientras algunos de sus ministros aún luchan por despegar
Leandro Zdero partió hacia Europa con la esperanza de atraer inversiones, fortalecer lazos internacionales y, en palabras más prosaicas, darle a Chaco la oportunidad de codeárse con el mundo. Nada menos que el viejo continente para una gestión que asumió, digamos, con una pista un “tanto accidentada”. Un gobernador con visión global, dirían algunos; un hombre buscando “oxígeno fresco” en una gestión que heredó desafíos pesados, dirían otros.
Entre encuentros diplomáticos, condecoraciones de rigor y el reglamentario beso al anillo del papa Francisco, la travesía del gobernador lleva implícito ese aire de novedad que trae pensar «en el mundo» en esta era Milei. La idea de buscar horizontes siempre suena bien, especialmente cuando se trata de convencer a los inversores europeos de que el Chaco tiene más que ofrecer que los eternos problemas económicos y “el Impenetrable” que, para ser turísticamente “el secreto de Argentina”, necesitaría la quimera de estar cerca del aeropuerto de Resistencia.
Mientras el primer mandatario pilotea su primer viaje como gobernador del Chaco, aquí en casa, el panorama sigue lleno de complicaciones. La vicegobernadora se quedó al mando, pero “con las manos atadas” por si se le ocurre firmar algo y “sin chequera”, claro. Solamente despunta su marcada sonrisa que, según dicen, tranquiliza “únicamente a los más desesperados”. Asoma por ahí también el flamante programa Ñachec, una suerte de “caja PAN” presentado como una revolución asistencial sin intermediarios, que ha sido hasta ahora más ruido que respuesta. En Capitán Solari, el intendente local intentó bloquear la entrega de mercadería, generando un escándalo que demuestra que la gestión provincial aún no se termina de entender del todo con el interior.
Volviendo al viaje, hay que contar también que Leandro Zdero no vuela solo. Lo acompaña su fiel escudero, Bruno Cipolini, quien por primera vez sale del confort de su intendencia en Sáenz Peña para asumir un papel internacional. Para “Cipito”, un hombre con aspiraciones propias —y, dicen, con un ojo puesto en la sucesión—, este viaje es tan prometedor como aterrador. Sobre todo, si las promesas de inversión están en manos de Alfredo Gonzales, que será muy hábil engatusando porteños en la presidencia de la CAME, pero en la misión solo parece estar de “Figuretti”. Y mucho menos pensar en Livio Gutierrez, que como relacionista público es “más frío que un búlgaro”, justamente.
Y aunque Zdero haya dejado 2 muy buenas ideas marchando —“Fortaleza”, ambicioso y acertado plan de salud mental, y “Chaco a la obra”, el sueño del techo propio—, lo único que resalta de su gestión son “solo un par” de ministros. El de economía, Alejandro Abraam, haciendo magia con presupuestos exiguos y un “desastre financiero” nunca visto heredado del “Santy” Pérez Pons —ahora diputado provincial, con el tiempo seguro candidato a otra cosa—, y el Ministro de Justicia y Seguridad, “el Pato” Jorge Gómez, que sigue encarcelando lo «encarcelable», además de mostrar rápida resolución de muchos robos, entre otros casos policiales resonantes, que es lo que muchos chaqueños venían pidiendo a gritos desde hace años. El resto del gabinete parece ser “un grupo de ilustres desconocidos”. Muchos de ellos con expectativas bien altas sobre ellos, pero —remitiéndose a pruebas— las respuestas, por ahora, pocas. De Resistencia ni hablar, la gestión de Roy Nikisch ostenta “la peor imagen entre los intendentes del país”, y convengamos que hasta el momento se hicieron más cosas que en la gestión anterior, pero parece ser que mucho la gente “no sabe, o no ve”, sin olvidar que en algunas zonas de la capital chaqueña, la administración provincial y municipal necesita más que promesas de inversión: “un sacudón urgente”.
Al final del día, el vuelo europeo de Zdero es un recordatorio de que gobernar implica mantener un equilibrio constante. Entre los logros que todavía parecen lejos —como llevar finalmente agua a Charata, convertir a la provincia en un “faro logístico” y la eterna promesa del Segundo Puente—, y los problemas que lo esperan al regreso, podrían convertir este viaje “solo en un soplo de esperanza y alimento al ego croata”.
Recordemos que desde que volvió la democracia, salvo Baroni, nadie que llegó a “El Sillón de Gallardo” se privó de ir a visitar el terruño de sus ancestros. Tenev fue a Bulgaria, Tauguinas a Lituania, Rozas a España, Capitanich a Montenegro. Y que yo recuerde… ningún viaje trajo resultados a la provincia. Ah… Peppo fue gobernador, ¡cierto!
Bueno, él también anduvo por las penínsulas del continente europeo, pero no sé si también visitó parientes,… “es como que tampoco importa”, dijo EL CHAVO.