Walter Cortés pagó $192 millones por una máquina que costaba una tercera parte y estaba compuesta por restos de otros dispositivos. Quedo a tiro del juicio político.
El intendente de Bariloche compró una hormigonera usada al precio de una nueva y quedó a un paso del juicio político. Walter Cortés pagó $192 millones por una máquina que costaba una tercera parte y estaba compuesta por restos de otros dispositivos. Su futuro depende del tribunal de cuentas.
La novela de la homigonera fantasma puso a Cortés contra las cuerdas. Solo lo sostiene el apoyo del gobernador Alberto Weretilneck, pero en la provincia comienzan a preguntarse si conviene quedar pegados a un escándalo.
En Bariloche se refieren a la hormigonera como una Frankenstein, porque está hecha con partes de otras máquinas. Más que al clásico protagonizado por Boris Karloff, la historia de la hormigonera se parece a Snatch, de Guy Ritchie. La compra tiene todos los ingredientes para complicar al intendente.
El municipio violó todos los procedimientos legales durante la adquisición y la máquina incluso llegó a estar desaparecida. Cortés le compró la hormigonera a F&J. Se trata de una empresa intermediaria cuyos dueños estaban denunciados y condenados por estafa, secuestros y violencia de género. Hasta ahora F&J no aportó la factura de la máquina, eso hace que no haya posibilidad de reclamos ni garantía. Tampoco permite conocer su origen, que se sospecha espurio.
El municipio debió emitir varias resoluciones para ajustar correctamente el modelo de la máquina que ya habían comprado. No lo lograron ni siquiera en tres intentos: en los papeles figuraba una Indumix 80 «Classic Plus», pero la hormigonera es una «Advanced Plus». Lo curioso es que Cortés pagó por la máquina antes de recibirla, otra cuestión ilegal. ¿Por qué lo hizo?
Una fuente de gobierno admitió que los vendedores intentaron rejuvenecer la hormigonera y eso explica que no apareciera. La máquina figuraba como recibida para que el municipio pudiera girarles el dinero a los intermediarios. «Necesitaban la plata para comprar las partes y que pareciera nueva», dijeron. Pero las capas de pintura no lograron ocultar las manchas de óxido.
El futuro de Cortés está en manos del tribunal de cuentas, que debe decidir si hubo irregularidades en la adquisición de la hormigonera. Su presidente Estanislao Cazaux pertenece al PRO, pero es muy cercano a la familia Soria. Esteban Romero es oficialista, pero está distanciado del intendente. El tercer voto es de Juntos Somos Río Negro, el partido de Weretilneck. Sin embargo, el referente de Damián Vila es el diputado Agustín Domingo, que tiene intereses en el gobierno de Cortés. Además, Vila pertenece al mismo estudio que Mike Domínguez, abogado del intendente.
Es una incógnita cómo votarán, pero semanas atrás dieron una pista: por unanimidad, el tribunal de cuentas decidió frenar la instalación de la planta de hormigón para poder profundizar la investigación sobre su origen. Los integrantes del tribunal también quieren mantenerse a salvo. Hay una investigación penal en curso, que también determinará cuál fue la cadena de responsabilidades. Parte de la culpa podría recaer en el tribunal.
Ese no sería el final de la historia. Para instalar la maquinaria, el municipio realizó una tala de árboles autóctonos sin la autorización requerida. Además, empezó a correr el rumor de que Cortés busca tercerizar la operación de la hormigonera. Lo curioso es que en la zona existen empresas que brindan el servicio, que, obviamente, incluye la hormigonera.