Abril no viene fácil. Frente a un marzo que habría cerrado con una nueva desaceleración de la inflación, el mes arrastrará correcciones de precios en tarifas de servicios públicos y privados que podrían alterar el recorrido bajista del ritmo de aumento general de los precios al consumidor.
Dentro del listado de aumentos se destacan 5% en naftas, entre 177% y 185% en luz, 214% gas, 197,7% alquileres, entre 5% y 9% colegios privados, 15% servicio doméstico, 18% prepagas, 60% colectivo y tren para aquellos que no hayan registrado la SUBE y 209% de aumento en Agua por pedido de Aysa a confirmar.
El ahorro es el inicio de la formación bruta de capital vía la inversión. En la Argentina para muchas familias el gasto corriente está por encima del ingreso en un contexto de alta variación de precios de la economía. Por eso, adelantar las compras y evaluar el lugar de compra puede llegar a generar ahorros de hasta el 50 por ciento.
Un ahorro en la compra bienes de este tipo en muchos casos irá para poder pagar la factura de servicios públicos y privados debido al constante aumento que están teniendo por corrección de los precios relativos de la economía y necesidad de eliminar subsidios nacionales para alcanzar el equilibrio fiscal a nivel nacional.
Gastos fijos y variables
Mes a mes, las familias argentinas se enfrentan a sus gastos, algunos fijos y otros variables para la subsistencia de una administración hogareña cada vez más compleja. Entre los primeros se incluyen los alimentos y bebidas de la canasta básica.
A diferencia de otros países, en Argentina se convive a diario con la alta inflación, lo que lleva a agudizar el ingenio a la hora de comprar, buscar precios, aprovechar ofertas, comprando al por mayor, recurir a descuentos, entre otros, para estirar sus limitados presupuestos.
Días atrás el ministro de Economía, Luis Caputo, expresó es su cuenta de X (anteriormente Twitter) “A muchas empresas les pasó que pricearon sus productos esperando un escenario catástrofe que no se materializó. Hoy tienen precios de lista muy altos que la gente no convalida mayormente, y que ya han empezado a bajarlos, pero vía promociones, del tipo 60% de descuento en la segunda unidad’ o hasta ‘2×1′”. A su vez, agregó “Estos descuentos si bien no los capta el Indec por su modalidad lógica de medición por unidad, son una clara señal de desaceleración inflacionaria”.
Más tarde se volvió a manifestar, pero esta vez en tono de festejo cuando una cadena de supermercado abandonó la modalidad de promociones “2×1″ o “3×2″, pasando a los descuentos por unidad, “Hay una responsabilidad empresarial. No les estamos pidiendo una baja, sino que los precios reflejen en mayor o menor medida el valor al que venden. Si hay 2×1 o el 80% llevando la segunda unidad, es porque la primera unidad se puede vender a un precio razonable”.
Las familias deben agudizar el ingenio a la hora de comprar, buscar precios, aprovechar ofertas, comprando al por mayor, y recurrir a descuentos
¿Cuánto podría ahorrar una familia tipo (compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años) comprando los productos que integran una Canasta Básica Alimentaria (CBA) con descuentos por unidad? Para responder a esta pregunta, Focus Market hizo un relevamiento en tres grandes cadenas de supermercados, tomando en cuenta las ofertas y promociones vigentes del 18 al 24 de marzo. Los productos relevados fueron los mismos que mide el Indec, incluyendo tanto primeras como segundas marcas.
En el supermercado “A” el valor de la CBA para la familia mencionada, en febrero de 2024, alcanzó a $322.851,20, aumentando 13,1% respecto al mes anterior y un 301,1% interanualmente. Estimando el valor de la canasta para marzo de 2024, se la ajusta por la inflación esperada del mes, resultando en un valor de 369.018,93 pesos.
En tanto en el supermercado “B”, llevando productos de primera marca y sin promociones, gastaría $346.439,83, lo que representa 6,1% menos sobre el valor estimado de la CBA para marzo. En tanto, se ahorraría mucho más si aprovechara las promociones o descuentos por unidad, ya que solo gastaría $325.866,56, lo que equivale a un ahorro del 11,7 por ciento.
Entre los supermercados relevados, existen diferencias significativas: en el “A”, la familia gastaría 9,3% más que en el B sobre el valor de la CBA, es decir, $403.403,28, si compra productos sin promoción. Sin embargo, si aprovechara las promociones, tendría un valor similar al de la canasta, 367.710,82 pesos.
En el caso del supermercado “C”, aunque comprando con y sin promociones la familia ahorraría, este ahorro es mayor en la canasta de productos sin promociones, representando 12,1% sobre el valor de la CBA de marzo en comparación con 2,7% de los productos con ofertas.
Entre los supermercados relevados, existen diferencias significativas: en el “A”, la familia gastaría 9,3% más que en el B sobre el valor de la Canasta Básica Alimentaria
Otra estrategia de ahorro por parte de las familias es optar por comprar productos de segunda marca. En promedio, adquiriendo con y sin promociones, una familia ahorraría hasta 18,1% y en promedio 7,6% en productos de segunda marca, mientras que en productos de primera marca ahorraría hasta 12,1% y en promedio un 3,9 por ciento.
El supermercado donde el ahorro es mayor es en el “A”, haciendo uso de las promociones, seguido por el supermercado “C”; mientras se gastaría 4,2% más comprando en el supermercado “B” sin ofertas.
Otra diferencia a tener en cuenta es la brecha de precios existente en los mismos productos comercializados en los distintos supermercados considerados durante el relevamiento.
Por ejemplo, en el arroz varietal fue del 36,4%; en las lentejas 41,5%; en la picada especial 49,9%; en el vino 41,2%; y en el asado del medio 27,6 por ciento.
Los excedentes monetarios a nivel de la macroeconomía hizo que cada vez con más frecuencia las familias debieran dedicar más tiempo en busca de ahorrar en sus consumos adelantando compras, visitando diferentes puntos de venta, aprovechando promociones, ofertas y descuentos.
Lo que calienta la inflación en materia de precios es el resultante del fuego en materia de circulación monetaria. Lo que la inflación quema en el poder adquisitivo de los pesos incendia las posibilidades de ahorro presente para mayor nivel de inversión, producción, empleo y niveles de capitalización futura.
Lo que calienta la inflación en materia de precios es el resultante del fuego en materia de circulación monetaria
Lo que pasa en un changuito de supermercado puede explicar muy bien lo que sucede en la previsibilidad del valor de la moneda para el que el produce, distribuye, comercializa y consume.
El economista británico Alfred Marshall decía “La finalidad de una moneda, es ante todo facilitar las operaciones comerciales y para cumplir esta finalidad, necesita estar definida con toda claridad y ser aceptada por la generalidad de las gentes”.
Las reglas nunca tuvieron claridad para emitir el peso argentino y hace décadas que el peso no es aceptado como medio de ahorro, a tal punto que los argentinos en sus preferencias tiende a acopiar cualquier bien del mercado antes que preservar la moneda en su poder o como reserva de valor.