El sonido de unos dientes que rechinan en el silencio de la noche puede ser muy molesto y eso lo saben bien quienes tienen un compañero de cama con bruxismo, una afección oral que se caracteriza precisamente por eso, por apretar y rechinar los dientes. Es un hábito involuntario que se hace de forma inconsciente y por eso suele presentarse durante el sueño.
“No es un trastorno raro, ni mucho menos. Se trata de uno de los trastornos del sueño más comunes. Es algo que nos pasa a la mayor parte de las personas en algún momento de nuestras vidas”, explica el doctor Tim Charpkiewizc, quien trabajó durante tres décadas en Harvard y se especializó en Medicina Dental del Sueño.
Desde el punto de vista físico, el apretar y rechinar que acompaña al bruxismo es sintomático de un mal funcionamiento del reflejo de masticación. Cuando dormimos, los reflejos involuntarios -como el de masticación- tienden a ser suprimidos o disminuidos en comparación con el estado de vigilia. Pero distintas investigaciones sugieren que, en personas con bruxismo, el centro de control de los nervios reflejos en el cerebro no se apaga completamente durante el sueño. Esto facilita que haga todavía los movimientos de masticación.
Por qué se produce
Pero el reflejo de masticación no basta por sí mismo para explicar el bruxismo, un trastorno cuyas causas exactas se desconocen, pero del que se cree que puede ser el resultado de una combinación de factores físicos, psicológicos y genéticos como pueden ser:
- Estrés y ansiedad: son considerados factores de riesgo importantes para el bruxismo. El rechinar de los dientes puede ser una respuesta involuntaria a la tensión emocional.
- Maloclusión dental: una mala alineación de los dientes o una mandíbula desalineada pueden contribuir al desarrollo del bruxismo. Estas anomalías pueden aumentar la presión sobre ciertos dientes y músculos, lo que lleva al rechinar de los dientes.
- Hábitos de sueño: dormir boca abajo o apretar la mandíbula durante el sueño, pueden aumentar la probabilidad de desarrollar bruxismo.
- Consumo de sustancias: alcohol, tabaco, cafeína o ciertos medicamentos psicoactivos puede aumentar el riesgo de bruxismo.
- Factores genéticos: algunas personas pueden tener una predisposición hereditaria a desarrollar este trastorno.
- Trastornos del sueño: el bruxismo puede estar asociado, por ejemplo, con el síndrome de apnea obstructiva del sueño.
- Otros factores: algunas patologías, como la enfermedad de Parkinson o la enfermedad de Huntington, pueden aumentar el riesgo de bruxismo.
Cómo daña el bruxismo
En el bruxismo, lo más habitual es que los dientes superiores e inferiores (incisivos y caninos) se froten entre sí lateralmente. Es una acción de lado a lado “que ejerce una tensión excesiva sobre los músculos pterigoideos mediales y la articulación temporomandibular”, explica el experto.
El síntoma más evidente y común es el dolor en las encías y en la articulación temporomandibular (ATM): es la sensación cuando nos despertamos de que tenemos la boca encajada y nos duele cualquier movimiento que hagamos con ella. Pero un bruxismo sostenido en el tiempo, puede tener consecuencias que van más allá de una simple molestia (o de que la pareja pida dormir en camas separadas):
- Recesión de las encías y pérdida de dientes: “Daña directamente el tejido blando y provoca dientes flojos y bolsas profundas, donde las bacterias pueden colonizar y destruir el hueso de soporte”, explica el doctor Chrapkiewicz.
- Traumatismo oclusal: los patrones de desgaste anormales en las superficies oclusales (de masticación) pueden provocar fracturas en los dientes, que pueden requerir un tratamiento restaurador.
- Artritis: en casos graves y crónicos, el bruxismo puede eventualmente provocar dolor persistente en las articulaciones temporomandibulares.
- Dolor miofascial: “El rechinar asociado con el bruxismo puede eventualmente acortar y embotar los dientes. Esto puede provocar dolores de cabeza debilitantes y dolores musculares en la región miofascial”.
Así se puede tratar
El primer paso para abordar el rechinar de dientes es visitar al dentista. “El bruxismo frecuentemente se diagnostica erróneamente o no se diagnostica en absoluto, porque es solo una de varias causas potenciales de desgaste dental. Solo un profesional capacitado puede distinguir entre el desgaste por bruxismo y el desgaste causado por un cepillado demasiado agresivo, refrescos ácidos y alimentos abrasivos”, dijo Chrapkiewicz.
Una vez confirmado el diagnóstico, es importante comenzar cuanto antes el tratamiento. No existe una cura única para el bruxismo, aunque hay disponibles una variedad de dispositivos y herramientas útiles:
- Protectores bucales: “Se puede diseñar un protector bucal acrílico a partir de impresiones dentales para minimizar la acción abrasiva de las superficies de los dientes durante el sueño normal”. Los protectores bucales deben usarse a largo plazo para ayudar a estabilizar la oclusión y prevenir daños a los dientes y a la articulación temporomandibular.
- Dispositivo NTI-tss: el NTI-tss es un tipo específico de férula de descarga, también conocida como guarda oclusal, que se ajusta sobre los dientes superiores o inferiores, dependiendo de la preferencia del paciente y la recomendación del odontólogo. Cubre solo un grupo de dientes en una sola arcada (generalmente los incisivos centrales o los caninos), en lugar de cubrir todos los dientes superiores o inferiores. “El objetivo del NTI-tss es prevenir el rechinamiento de los molares posteriores limitando la contracción del músculo temporal”.
No obstante, en casos en los que el bruxismo esté causado por una mala gestión del estrés y la ansiedad, puede ser muy interesante hacer ejercicios de relajación y educación para el manejo del estrés.