El ministro Toto Caputo celebró este viernes que en febrero el gobierno mantuvo el superávit financiero contra el pronóstico de todas las consultoras y la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Según anticipo Caputo el Sector Público Nacional (SPN) registró en febrero un superávit financiero de $338.112 millones, producto de un superávit primario de $1.232.525 millones.
Sin embargo, los números que expone Economía esconden algunas trampas respecto a deuda no computada, al período de comparación para la variación porcentual y la contabilización de la deuda del Banco Central.
En primer lugar llama la atención que los datos se circunscriban a la comparación interanual, sin datos sobre la variación respecto a enero. En rigor, los números del superavit financiero corresponden al «primer bimestre» del año, según indica el comunicado del Ministerio de Economía.
«El SPN registró dos meses consecutivos de excedente financiero por primera vez desde principios de 2011, acumulando un superávit luego de intereses de casi 0,2% del PIB en el primer bimestre del 2024», afirma el texto de Economía.
En cuanto al superavit fiscal, dos cuestiones. En primer término, lo que no aparece en la cuenta de Caputo son los gastos «devengados» lo que en criollo se traduce en contratos que el Estado no está pagando, como las compensaciones a Cammesa, los subsidios al transporte, o el diferencial del precio del gas en boca de pozo al amparo del Plan GasAr.
Al observar las transferencias comprometidas con el sector energético durante el primer bimestre del año se constata que mientras en enero no registró ningún tipo de envíos, en febrero se mandaron USD 203 millones a Enarsa, USD 168 millones a Cammesa, USD 8 millones al Plan Gas y USD 5 millones a Yacyretá. Con esto se canceló casi la totalidad de la cuota de noviembre. El Estado todavía debe la totalidad de diciembre y enero estimado por encima de los USD 1000 millones, según datos de la consultora Economía y Energía.
Por otra parte, mientras los ingresos suben apenas por debajo de la inflación, el gasto corre muy por debajo de la suba de precios acumulada el último año. La famosa licuación que, según afirman la mayoría de los economistas, no resulta sostenible en el tiempo.
Lo concreto es que los ingresos totales del SPN en el mes alcanzaron los $5.535.658 millones, un crecimiento del 252,5% interanual. En lo que respecta a la recaudación tributaria, subió un 254,9% explicado mayoritariamente por retenciones, impuesto país e IVA.
Del lado del gasto, las erogaciones alcanzaron en el mes de febrero los $4.303.133 millones, un aumento del 139,3% respecto a febrero del 2023. El destino principal fueron jubilaciones y pensiones que ascendieron un 131,6% interanual.
«Es menester mencionar que este concepto no incluye el refuerzo de ingresos previsionales por más de $266.000 millones», afirma el texto de Hacienda.
Las transferencias corrientes subieron 175,2%. Se destacan las prestaciones sociales, que incluyen el mencionado refuerzo de ingresos otorgado a jubilados y pensionados, las prestaciones del PAMI, las asignaciones familiares, los programas de Política Alimentaria y el Programa Nacional de Inclusión Socio-productiva y desarrollo local.
Por su parte, las transferencias corrientes al sector público realizadas en febrero subieron apenas 76,8% , entre las que se destacan las asistencias financieras a universidades por $159.277 millones. Por último, los subsidios económicos crecieron 115,1%. Los destinados al transporte se incrementaron 124,9% en tanto los energéticos lo hicieron en 108,9%.
Respecto a la incorporación en el resultado del sector público los pasivos del Central, «ahora no lo incluye como lo hacía durante la campaña» marcó el economista Agustín Mario que agregó que «sólo a modo de ejemplo, durante febrero destinó aproximadamente 2,6 billones de pesos a pagar intereses de sus Letras y Notas emitidas en Moneda Nacional, más que compensando los 518 mil millones de pesos del superávit financiero».