Era tan bella como alocada. La modelo Gia Carangi deslumbró desde las tapas de las revistas de moda más importantes del mundo a los 17 años, pero su adicción a las drogas la llevó al precipicio a los 26. En el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, un recuerdo de su vida siempre al límite y de su muerte, que impactó en los ochenta.
La infancia de Gia no fue nada fácil. Nació el 29 de enero de 1960 en Filadelfia, en una casa donde su padre Joe, dueño de un restaurante, maltrataba a su madre Kathleen, que había sido modelo de catálogos. Harta de los golpes, la mujer abandonó el hogar cuando su hija tenía apenas 11 años.
La chica vivía su rebeldía como una de las tantas Bowie Kids (grupos de chicas y chicos fanáticos de David Bowie) en distintos bares gays de la ciudad, donde conoció las drogas.
Gia Carangi, androginia y voluptuosidad
Con apenas 16 años, Gia Carangi fue “descubierta” por Wilhelmina Cooper, que había iniciado una nueva agencia robándole modelos a su ex jefa Eileen Ford, de la famosa agencia Ford. La ex modelo holandesa vio en ella androginia y voluptuosidad, que la destacaban sobre el resto de las bellezas estadounidenses rubias y de ojos celestes como Christie Brinkley.
Morocha y de labios carnosos, con baja estatura como para caminar las pasarelas, su mezcla de herencias italiana, irlandesa y galesa la dotaban de una sensualidad salvaje. Gia Carangi parecía una “chica de la calle”, con la personalidad y la ductilidad como para protagonizar un video de Whitesnake o de Robert Palmer.
Además, su rebeldía la convertía en una desprejuiciada frente a las cámaras, con lo cual logró ser recibida con los brazos abiertos por el mundo de la moda.
Así llegó a las portadas de las revistas más prestigiosas del mundo: Harper’s Bazaar, Vogue, Cosmopolitan y Sports Illustrated, entre muchas otras. Además, los modistos como Versace, Dior y Armani se peleaban para que luciera sus diseños exclusivos.
Amor, decepción y drogas
En una de sus tantas sesiones de trabajo, conoció a la maquilladora Sandy Linter, que se convirtió en el amor de su vida. Las chicas fueron fotografiadas desnudas detrás de una valla metálica por Chris Von Wangenheim para Vogue.
Lo que podía haber sido un mundo perfecto para ella, se desbarrancó. Primero, con la muerte de Whilelmina Cooper, de cáncer de mama en 1980. Y después, con el abandono por parte de Sandy Linter. Gia se volcó con frenesí en las drogas, pero ya no la marihuana que fumaba en su adolescencia, sino en la heroína que encontró en los clubes más exclusivos de Nueva York, donde estaba siempre invitada.
Con los brazos siempre llenos de pinchazos y marcas, la modelo empezó a perder un trabajo tras otro. E incluso fue despedida de la agencia Ford a la que se había sumado poco antes. Su madre la internó durante 21 días para un tratamiento exprés de desintoxicación, que no funcionó.
También quiso salvarla su gran amigo, el fotógrafo Francesco Savullo, que le regaló su última tapa en la revista Cosmopolitan. Allí, la bella modelo aparecía con los brazos escondidos detrás del cuerpo.
El trágico final de Gia Carangi
La modelo quiso reiniciar su carrera en Europa, pero fue detenida en Túnez por tenencia de estupefacientes. A su regreso a Estados Unidos, no aceptó una nueva internación, robó las joyas de su madre y viajó con su nueva novia Elyssa Golden a Atlantic City. Allí vivió prostituyéndose para comprar drogas.
Su madre la rescató y la llevó a Filadelfia, donde fue internada con neumonía. En el hospital, los médicos descubrieron que se había contagiado VIH y su estado enseguida empeoró.
Dos años después, internada otra vez y como no podía hablar, escribió en un papel, con humor: “Espero que la enfermera sea sexy”. Pocos días después, el 18 de noviembre de 1986, Gia Carangi murió. Su historia fue convertida en una biopic protagonizada por Angelina Jolie, llamada simplemente Gia, que fue producida por HBO y se estrenó en 1998.
Día Mundial de la Lucha contra el Sida
El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de concientizar sobre la enfermedad y ayudar a quienes viven con VIH. Aunque el tratamiento iniciado por la Organización de las Naciones Unidas contra el VIH en los adultos fue un gran logro, 130.000 bebés mueren todos los años por el contagio en el momento del parto, sobre todo en África.
Además, el sida es la causa principal de la muerte adolescente en doce países de ese continente, según datos de las Naciones Unidas. Una enorme deuda pendiente.