Cómodo en la piel del que además de una rica historia en sus vitrinas dispone de un potencial presente potente en pericia y lozanía, Uruguay será una vez más un serio candidato a quedarse con la Copa América de la mano del sempiterno Óscar Washington Tabárez.
Octavo en el ranking FIFA (por cierto, una ubicación de por sí ponderable), Uruguay goza del honor de encabezar el ranking de participaciones en la Copa América (con un total de 44) y, como es sabido y fuente de sumo orgullo en la vecina orilla, también marca el camino de las vueltas olímpicas, que ya son 15.
La primera coronación data de 1916 y la última en 2011, más las versiones de 1917, 1920, 1923, 1924, 1926, 1935, 1942, 1956, 1959, 1967, 1983, 1987 y 1995.
Los números globales dan cuenta de 206 partidos, de los cuales ganó 101, empató 50 y perdió 55, con 335 goles a favor, 204 en contra y un rendimiento positivo del 57 por ciento.
Tabárez, el Maestro Tabárez, será el director técnico de mayor edad (74 años cumplidos el 3 de marzo) y también el de ciclo más extendido, puesto que se hizo cargo de “La Celeste” el 8 de marzo de 2006.
En ese contexto de permanencia aceptada y celebrada por un 95 por ciento de la comunidad futbolera del Uruguay, el entrenador goza de un recambio generacional virtuoso del que careció, por ejemplo, en el Mundial de Rusia 2018.
Sobremanera, los aires nuevos y virtuosos, en el medio campo, una zona donde, en orden impreciso, aparecieron Giorgian De Arrascaeta (clase 94), Lucas Torreira (96), Nicolás de la Cruz y Rodrigo Betancur (97) y Federico Valverde (98).
A decir de Carlos Muñoz, una verdadera leyenda del periodismo uruguayo, Valverde es la aparición más rutilante de las últimas décadas.
“Federico es un jugador brillante. Entiende el juego, maneja los dos perfiles, le pega como con un caño y por si fuera poco todavía no cumplió 23 años y ya superó los 100 partidos en la Primera del Real Madrid”, observó.
Otros juveniles destacados que piden cancha son el defensor central Ronald Araujo (ya en el Barcelona), el lateral izquierdo Matías Viña (hoy en Palmeiras) y los delanteros Darwin Núñez (1999, Benfica de Portugal), Facundo Torres (Peñarol, clase 2000) y Maxi Gómez (Valencia), que a sus 24 años busca consolidarse como alternativa a la dorada dupla de los extraordinarios goleadores originarios de Salto, Luis Suárez y Edinson Cavani.
Suárez y Cavani, nacidos en la misma ciudad con tres semanas de diferencia (enero y febrero de 1987) y con un acumulado de 114 goles con la casa del seleccionado oriental (63 y 51), tienen en el siempre rendidor Christian Stuani y en Jonathan Rodríguez otros eventuales sustitutos de buen porte.
Otros veteranos y a la vez con suficiente hilo en el carretel son el arquero Fernando Muslera, el caudillo Diego Godín (“El Faraón”, camino de los 150 partidos con la casaca celeste) y el lateral Martín Cáceres, más cuatro calificados maduros como José María Giménez, Mauro Arambarri, Matías Vecino y Nahitán Nández,
Imaginemos la Selección Uruguaya ideal: Muslera en el arco; Cáceres y Viña en los laterales; Giménez y Godín en el medio de la zaga y Betancur y Valverde en el medio centro; Nández por la derecha y De la Cruz o De Arrascaeta por la izquierda; y adelante las dos bestias de siempre: Suárez-Cavani.
